Inmortal, Inmortal,
rosa inmortal,
Tus coplas fueron elaboradas
por una simple mortal:
“Bríndale inmortalidad
a mi amado”
Simple mortal que
enamorada estás, quieres brindar
Inmortalidad a tu
amado evocando a la rosa inmortal,
Poseedora del soneto
inmortal.
La rosa es fiel
testigo de cuánto le amas,
Oh querida mía, simple
mortal, con esta rosa,
Darás inmortalidad a
tus sentimientos,
Y ellos brindarán no
solo la inmortalidad a tu amado,
Sino tu propia inmortalidad,
Cuando ligas uno por
uno los pétalos de la rosa,
No solo imprimes el inmenso
cariño que guardas,
Sino también al
involucrarte
Dejas tu esencia
impregnada sobre la rosa inmortal.
Dile a la rosa
inmortal su nombre, que ella conoce tu nombre,
Solo así, podrá
brindarle la inmortalidad a tu amado,
Y hará que éste sobreviva a cada época donde el
buen arte se aprecie,
Solo existe una condición mi pequeña mortal,
la rosa revelará tu nombre
El cuál también sobrevivirá
época tras época.
Mantendrá vivo el
nombre de tu amado sí,
Mantendrá vivo tu
nombre también sí,
Reflexiona sobre si
tu amado aceptaría
La inmortalidad de
esa manera.
Mortal:
- Prometo revelarte
su nombre,
Sin importar que el mío
deba ser inmortalizado
Si puedes lograr que
su nombre trascienda las fronteras del tiempo
Te he de convencer, solo
tu posees el basto poder para aprobar la
Grandeza de mi deseo.
Mi magnánima reina, señora
Rosa, señora Inmortal,
La bondad de mi bien es tal que hasta la tenue
luz del atardecer,
Dictada desde los
lejanos dominios del señor
Sol fulmina traviesa
y pícara su hermosa mirada,
Se fusiona con sus
bellos y brillantes
Ojos cafés sin
antelación previa,
Y entonces sus labios transforman el instante
con una tierna sonrisa: